jueves, 2 de mayo de 2013

"Hordas rojas a machacar, los peperos al GULAG"

Decíamos ayer que las diferentes manifestaciones organizadas por los sindicatos mayoritarios y profusamente subvencionados servirían, simplemente, de escenario para los tiriteros y mamarrachos varios de la anti-España y no de altavoz para las justas reivindicaciones de los trabajadores españoles. Prueba de ello es la ausencia absoluta de banderas nacionales y la profusión de trapos desaparecidos por el sumidero de la Historia, como la segundarepublicana, de comunismos varios (Cuba, URSS, del Ché), del Orgullo Gay, de la Plataforma de la marioneta Ada Colau y un largo etcétera. Si el planeta rojo, o sea Marte, tuviese bandera propia, a buen seguro hubiera ondeado en la marcha auspiciada por los sindicatos del PSOE.


Sin embargo, el mamarracho más destacado no se localizó en Madrid sino en Cuenca. Quién lo iba a decir. Allí, el secretario general de CCOO en la provincia castellana, Pedro Lucas, megáfono en mano coréo, entre otros, eslóganes tan meditados y elaborados como "Hordas rojas a machacar, los peperos al GULAG".



No se imaginen Uds. que esa rima es cosecha propia del tal Lucas sino que se trata de una adaptación de una canción excretada por un grupo de cabezas rapadas comunistas llamado Núcleo Terco.


Dicho de otro modo, el tal Lucas, además de ser un estulto, es posiblemente un plagiador según los criterios de la SGAE y un ejemplo paradigmático del altísimo nivel intelectual y discursivo que han alcanzado los dirigentes de CCOO, al menos en la provincia de Cuenca, que tienen que copiar los eslóganes de grupúsculos musicales -a cualquier cosa se llama música a día de hoy- cuyo target de público son diferentes tribus urbanas y macarras pandilleros varios.

Por último y sobre los citados Núcleo Terco, tan solo señalar que tienen suerte al encontrarse Stalin criando malvas desde hace unas cuantas décadas. Si los pilla por banda, los envía directos al GULAG por asociales, malos compositores y delincuentes lumpenproletarios.Y no seré yo quien negase al dictador georgiano la razón en tal caso.

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